domingo, 20 de octubre de 2013

Todos recordamos los cuentos de nuestra infancia. El zapato le cabe a Cenicienta, la rana se convierte en Príncipe, a la Bella Durmiente la despiertan con un beso. Érase una vez y vivieron felices; la materia de la que están hechos los sueños. El problema es que los cuentos no se hacen realidad; las otras historias, ésas que comienzan en noches oscuras y tormentosas y tienen un final atroz, son las que parecen convertirse en realidad.

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