Llega un punto en la
vida en el que oficialmente, eres adulto. De repente ya eres mayor para votar,
beber y tomar parte en actividades de adultos. De repente, la gente espera que
seas responsable, serio, un adulto. Crecemos, envejecemos. ¿Pero acaso maduramos
de verdad? De cierta manera, crecemos. Formamos familias. Nos casamos, nos
divorciamos. Pero la mayoría de veces, seguimos teniendo los mismos problemas
que cuando teníamos 15 años. No importa cuánto crezcamos, o cuánto
envejezcamos… Siempre estamos tropezando. Siempre estamos haciéndonos
preguntas. Eternamente… jóvenes
domingo, 20 de octubre de 2013
Todos recordamos los cuentos de nuestra infancia. El zapato
le cabe a Cenicienta, la rana se convierte en Príncipe, a la Bella Durmiente la
despiertan con un beso. Érase una vez y vivieron felices; la materia de la que
están hechos los sueños. El problema es que los cuentos no se hacen realidad;
las otras historias, ésas que comienzan en noches oscuras y tormentosas y
tienen un final atroz, son las que parecen convertirse en realidad.
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