Nacemos inocentes. Sin emociones mezcladas, sin dudas, sin miedos, sin mentiras. Llegamos para descubrir, luminosos y coherentes. Vulnerables pero abiertos al mundo, animados por una curiosidad rotunda y radical, dotados de la pasión por vivir. Es entonces cuando empieza la búsqueda del sentido en una realidad diaria llena de luces y sombras, donde asaltan el amor, el miedo, la tristeza o la tentación… Cómo nos enfrentamos a estas etapas vitales, desde la inocencia o desde la rigidez, determina el tejido de nuestra existencia, de cada emoción, de cada gesto, de cada pensamiento.
Me encanta la entrada!
ResponderEliminarte sigo :)
Gracias :)
ResponderEliminarUn blog genial, aqui tienes una nueva seguidora :D
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